El jamón es todo un manjar gastronómico, pero, ¿qué es lo que convierte al jamón en un producto tan apreciado? Su grasa. La grasa es, sin duda, uno de los atributos más relevantes del jamón pues ayuda a intensificar su sabor, la textura y el color.
Los tipos de grasa del jamón
En el jamón se diferencian dos tipos de grasa: la de cobertura y la grasa intramuscular. Esta última es la de mayor calidad, pero la anterior es también importante.
La grasa de cobertura es la que nos encontramos cuando procedemos a cortar el jamón a cuchillo de cero. Es la grasa que envuelve al jamón cubriendo la pieza. De color amarillento, no es comestible. Cuanta más calidad tenga el jamón, menor será la cantidad de esta grasa.
El segundo tipo de grasa es la intramuscular. Aparece cuando ya hemos retirado toda la grasa amarillenta y se inicia el corte en lonchas. La grasa intramuscular es de color blanco o rosado y aparece entre la carne del jamón. Es la que comemos en cada loncha.
Esta grasa confiere al jamón su sabor y textura características, así como su jugosidad. Pero no solo eso, la grasa de este tipo influye en el color. Cuanto más brillo tiene, más calidad tiene la pieza y más prolongado es el sabor del jamón en la boca.
A nivel saludable, la grasa intramuscular es positiva para el organismo. Los nutricionistas recomiendan consumir jamón de calidad como parte de una dieta equilibrada, pues aporta calcio, magnesio y hierro al organismo.
Debemos olvidar esa vieja idea de que el jamón engorda, y disfrutar de este producto tan apreciado. Consumir jamón de manera moderada es positivo para la salud, y por supuesto, todo un placer para los sentidos y una experiencia gastronómica de relevancia.
Sí quieres saber más sobre nuestros JAMONES pincha AQUÍ
