El queso de oveja es un alimento muy rico en propiedades y que es muy apreciado por su aroma, intensidad y sabor. No todos los paladares responden del mismo modo ante este producto, algunas personas son más aficionadas al queso curado mientras que otras prefieren sabores más suaves.
El de oveja es un queso que se elabora a partir de cuajada de leche madurada. Es un producto muy versátil en gastronomía y aparece a modo de aperitivo, formando parte de salsas y recetas de pasta o en postres.
Con la leche de oveja se elabora el queso curado manchego, el requesón o el queso fresco, pero también la mozzarella, el pecorino o el roquefort. Todos ellos son ricos en calcio y proteínas, pero os mostramos algunas de sus propiedades para conocer más a fondo este alimento.
Fuente de proteínas y minerales
El queso de oveja es rico en proteínas porque es un derivado lácteo. La leche es muy grasa de manera natural, y por tanto muy calórica. El queso curado, que necesita más tiempo de maduración, gana calorías en este proceso, lo que obliga a incluirlo en la dieta de manera moderada.
Los quesos frescos, menos calóricos, sí se pueden consumir en más ocasiones. Al tratarse de un alimento derivado de la leche, el calcio está muy presente. La Fundación Española de Nutrición afirma que el queso de oveja es una opción ideal para aportar mucha cantidad de este mineral en poco volumen de alimento.
Más allá del calcio, este alimento es rico en fósforo, oligoelemento también necesario en la formación de huesos y dientes. El zinc y el magnesio, presentes en menor proporción en el queso de oveja, ayudan a prevenir problemas de salud como la anemia o la osteoporosis.
La leche de oveja es más digestiva que la de vaca. El queso, derivado sólido de la leche, es una alternativa digestiva a la leche de vaca.
Estas son algunas de las propiedades del queso de oveja, un alimento imprescindible en la gastronomía española.
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